Fósforos de la misma caja

Cuando los punticos intermitentes a la izquierda indica que Preval está comentando en el grupo verde de Senti2cuba, todo el mundo sabe que pueden pasar tres cosas: está saludando con uno de sus dulcísimos requiebros, está invitando a los demás a ver la vida desde el ángulo multiverso del 1/8MM o suscribe las acotaciones de quien opinó antes con entusiasta coincidencia, y en ese caso su frase es fácil de imaginar: “¡Somos fósforos de la misma caja!”.

Lleva Preval de apellido, Idalberto de nombre y Chiflado como mote asumido con humilde alegría. Este amoroso santiaguero entró en mi vida hace 20 años, cuando inicié de editora de Sexo sentido, y en varios de sus frecuentes viajes de trabajo a la capital me visitó para filosofar en casa, cosa que hasta mi madre recuerda con inmenso cariño.

El fuego espiritual que nos une creció a respetuosa distancia durante dos décadas, y ni los más antiguos inquilinos de mi alma en esta aventura comunicológica sospechaban, cuando fundaron su alocado campamento a la vera de mis publicaciones, que ya este chiflado amigo estaba ahí, observándonos con su enigmática sonrisa, herencia de un tatarabuelo esclavo de aguda inteligencia y sobrada hombría.

Un buen día salió de su callada zona de confort reflexivo y se atrevió a ser él mismo en el wasapeo de la plataforma, y por la suavidad y originalidad de sus aportes terminó sembrándose en los corazones de todos con un amor que no tiene (ni necesita) explicación.

Cuando se pierde por días (o semanas, como ahora), es raro que pase mucho tiempo sin que alguien invoque su necesaria cordura o pregunte cuál sería su prevaliana mirada sobre los temas en debate… que pueden ser muchos a la vez, tanto banales como profundos, porque así somos en Senti2Cuba.

Hay otros “fósforos” en esta caja cuya ausencia temporal se siente con dolorosa nostalgia, pues cada uno le pone su inimitable calor a la fogata colectiva y no hay manera de concluir una polémica sin preguntarnos qué dirían… ¡o cómo!, porque forma y contenido son aliados en la muchosidad de quienes alentamos ese espacio en la red.

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Y sí: hablo de Liz, con su superpoder para preguntar lo que otros también quisieran, pero les da pena lucir ignorantes…

Y de Allmita y su declarada incapacidad para captar indirectas, siempre coherente con las causas que defiende…

Y de Ramiro y su peculiar lenguaje iconográfico, a quien nos encanta mortificar en los martest porque está convencido de que le hacemos trampa para dejarlo fuera del podio a la hora de enviar las respuestas…  

Y del Rey del Despiste, el Abelito ojizarco del Cotorro, cuya espontaneidad es otro superpoder adorable, uno que lo mete en problemas cuando se pasa con sus irreverencias, o lo lleva a emitir reflexiones taaan profundas… que una revisa dos veces para checar si de verdad es su perfil el del destinatario.

Nuestro grupo no sería tan nuestro sin las certezas acotaciones de las Giselas, las décimas de Yamilec, las apasionadas defensorías de Daya, los misteriosos cambios del Fox, el café de Yola y Humberto, las guerras de tikis entre Germán y Yary, los solsticios de la Ñañi, las ocurrencias de Yilliet, los devaneos existenciales del Rolo, el jirafeo de Marty, las provocaciones de MaryD, las lecciones de Alain, las incendiarias aportaciones de Carl o Yanet, los llamados a la cordura de Rubén… y no digo más porque es dificil resumir una dinámica tan alocada en pocas líneas fuera de contexto.

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¡Fósforos de la misma caja! Esa es la mejor definición para explicar lo que ocurre a cualquier hora y cualquier día en ese rinconcito fogoso de las redes, donde el sexo pega con todo y se pierden los límites entre virtualidad y mundo real… si es que tal cosa aún existe en esta era de la posverdad.

¿Qué dónde queda la entrada de nuestro manicomio? Escríbeme al 52164148 y te comparto las coordenadas… y las del resto del proyecto, claro, o Rodin se disgusta, ¡y los de él sí son berrinches de altura!